Factores
de carácter global como la complejidad derivada de la globalización, el
terrorismo, la crisis o la incertidumbre exigen un replanteamiento de las
políticas públicas para poder dar respuesta a los nuevos retos y necesidades de
nuestras sociedades. El principal desafío consiste en mitigar riesgos y
agilizar la capacidad de respuesta y anticipación frente a las nuevas amenazas
(innovación tecnológica, posibilidad de destrucción masiva, exacerbación del
integrismo religioso, volatilidad de los mercados financieros, guerra
bacteriológica, terrorismo biológico, etc.).
Las amenazas han cambiado y son más peligrosas y
difusas: el enemigo actúa de manera nodal y global y los riesgos resultan más
impredecibles. En este contexto, la ciencia cada vez tiene mayores dificultades para
responder a los retos de las sociedades contemporáneas caracterizados por
contener datos inciertos y riesgos altos y exigir decisiones urgentes. El 11-S
y los posteriores atentados, la caída del banco de inversión Lehman Brothers o
la reciente epidemia de ébola, son algunos ejemplos significativos.
Como decía Ulrich Beck, la experiencia del pasado
fomenta la anticipación del tipo de riesgo equivocado, aquél que creemos poder
calcular y controlar, mientras que el desastre surge de aquello que no
conocemos y que no podemos calcular. Ante este nuevo panorama, personas y
métodos deben adaptarse a los nuevos tiempos. En el ámbito de la inteligencia,
se ha abogado por planteamientos integradores, globales y proactivos que
permitan multiplicar las fuentes informativas para poder contrastar los datos y
calibrar su relevancia; identificar, monitorizar y gestionar los riesgos desde
sus fases más incipientes; desarrollar criterios organizativos flexibles para
adaptarse a la diversidad de riesgos actuales; y crear nuevas herramientas
teóricas, conceptuales o metodológicas y patrones de análisis transversales e
integrales para comprender y neutralizar los nuevos riesgos.
En este contexto, los think tanks se presentan como
actores políticos eficaces para afrontar amenazas globales y alentar intereses
comunes. El reto radica en aprovechar la ingente reserva de conocimientos,
información y energía asociativa que existe en las organizaciones de
investigación sobre políticas públicas para apoyar su autoabastecimiento
económico y social y garantizar el progreso político. Pero, ¿qué son
exactamente los think tanks?
*Artículo elaborado para la
colección ‘Notes internacionals’ del CIDOB. Clica aquí para leer el artículo
completo.