dilluns, 30 de juliol del 2012

Los embriones de los ‘think tanks’ en España


El fenómeno de los ‘think tanks’ en España se encuentra en una fase embrionaria si se compara con la larga tradición de este tipo de instituciones que tienen en Estados Unidos. Según el índice anual de la Universidad de Pennsylvania sobre ‘think tanks’, en España se localizan 55 y ocupa el puesto 19 en el ranking de países con más presencia de centros de pensamiento.

Actualmente se está produciendo en España lo que aconteció en los países anglosajones durante los años 80: un crecimiento de laboratorios de ideas y un esfuerzo para adquirir notoriedad pública. No obstante, hay que remontarse a la dictadura franquista para comprender el retraso español en el desarrollo de los centros de pensamiento.



Centros de pensamiento durante el franquismo

Para el franquismo, la ciencia resultó un asunto incómodo porqué, según el nacionalcatolicismo, encarnaba buena parte de los males de una sociedad: ensalzamiento de la razón, materialismo y distanciamiento de Dios.  Así y todo, el régimen franquista permitió la existencia de instituciones que se asemejaban al prototipo de laboratorios de ideas pero sin poseer una independencia de actuación. En este sentido, se creó el Instituto de Estudios Agrosociales (1947), el Instituto de Estudios Políticos (1939) o el Instituto de  Estudios de la Opinión Pública (1964). Todas estas instituciones estaban controladas por el franquismo y servían a sus intereses.

Además de estos centros, en el seno de la propia administración se crearon y desarrollaron departamentos especializados en el estudio y análisis de problemáticas que eran competencia de los distintos ministerios. Por ejemplo, el Ministerio de Industria elaboró destacados informes sobre la economía española mediante el Servicio de Estudios del Instituto Nacional de Industria. Este contexto permitió que durante la restauración democrática existiera un entramado institucional que fue utilizado por los posteriores gobiernos democráticos pero sin tener un peso específico en el diseño y desarrollo de políticas públicas.



A parte de estas organizaciones públicas durante la dictadura también se crearon centros de pensamiento privados, entre los que destaca la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (FOESSA); institución perteneciente a Caritas y orientada a la atención de persones excluidas. 

Cómo hemos apuntado, el período del franquismo supuso un freno para la evolución de los laboratorios de ideas. Esto ha comportado que España, a diferencia de otros países de su entorno, no tuviera la posibilidad de imbricar una tradición de centros de pensamiento. Y esto resulta paradójico porqué la primera iniciativa española para desplegar un sistema estable de información orientada a la toma de decisiones públicas se remonta al 1877 con la creación del Instituto Nacional de Estadística (INE). 

Años más tarde, en el 1907, se creó la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), presidida por Santiago Ramón y Cajal y que permitió crear centros de investigación y dotar de becas a los científicos para estudiar en el extranjero. Sin embargo, el espíritu positivista que reinaba en la JAE era visto como una amenaza para los principios morales y religiosos por sectores próximos a la ideología tradicionalista y católica. Por este motivo, el franquismo inició la definición de una nueva política científica a partir de dos proyectos: el Instituto de España y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).



El primero se inspiró en el centenario Institute de France y, a lo referido al control de instituciones científicas preexistentes, a la nueva Academia de Italia en la cual Mussolini encuadró a la venerable Academia de Lincei. En la esfera cultural, el Instituto de España supuso control, dirección y encuadramiento; pero en el ámbito científico se mostró continuista con el legado de la JAE. Esto no fue del agrado de los responsables de la política científica del franquismo, que pretendían erradicar la concepción mancada de trascendencia religiosa de la ciencia. Para cumplir con este objetivo se fundó una institución destinada a producir una nueva comunidad científica: el CSIC. Su objetivo principal era superar la oposición entre fe y razón que se produjo durante la revolución científica y generar una nueva forma de conocimiento subordinado a Dios y a la Patria.

El primer ‘think tank’ español

Se considera que el primer catalizador de ideas español fue la Fundación Pablo Iglesias (1926), que toma el nombre del fundador del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y de la Unión General de Trabajadores (UGT). Esta fundación fue creada un año después de la muerte de Iglesias por un grupo de trabajadores organizados en el sindicato El Trabajo con el propósito de difundir el pensamiento socialista. No obstante, la Guerra Civil española y la posterior dictadura militar troncaron las evoluciones de la fundación que estuvo prácticamente inactiva hasta la transición democrática. En este sentido, el 15 de octubre de 1977, el PSOE recupera la idea inicial de la Fundación Pablo Iglesias con un acto que reunió a las principales figurar del socialismo europeo de la época, como Olaf Palme, Willy Brandt o Bruno Kreisky. En la actualidad, está integrada en la Fundación Ideas (acrónimo Igualdad, Derechos, Ecología, Acción, Solidaridad); una macrofundación que comprende todas los centros e instituciones de la formación socialista bajo el mandato de renovar el pensamiento progresista español.


Cómo en el caso de la Fundación Pablo Iglesias, la restitución democrática favoreció la creación de otros grupos centrados en el ámbito económico y político, como el Círculode Empresarios (1977) o el Institutode Estudios Económicos (1979). A partir de entonces, la aparición de nuevas instituciones vinculadas a la generación de conocimiento fue notoria y comportó la apertura a otros campos como las relaciones institucionales o el medio ambiente, entre otros. Del mismo modo, el cambio de circunstancias políticas, económicas y sociales junto con la mayor presencia de España en el panorama internacional (especialmente en la década de los años 80) propició la aparición de ‘think tanks’ especializados en las relaciones internacionales y la seguridad, siendo los más destacados el RealInstituto Elcano, el Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE).

Dos etapas en la aparición de ‘think tanks’

A grandes rasgos se pueden identificar dos etapas diferenciadas en el surgimiento de laboratorios de ideas en España. La primera abraza el período entre la década de los 80 hasta finales del siglo XX. Esta etapa se caracteriza por la aparición de un número reducido de centros de investigación con una influencia limitada sobre el panorama político y económico. El objetivo de estas organizaciones es el de contribuir a adaptar la economía española al sistema de la Unión Europea. Son ejemplos de instituciones creadas durante este período el Instituto de Estudios Económicos (1979), la Fundación de las Cajas de Ahorro (1980), la Confederación Española deOrganizaciones Empresariales (1977) o el Círculo de Empresarios (1970). Del mismo modo, los poderes públicos también impulsaron laboratorios de ideas como el Servicio de Estudios del Banco de España o el Instituto de Estudios Fiscales (que depende del Ministerio de Economía y Hacienda).



La segunda fase coincide con el inicio del siglo XXI. Durante este período surgen nuevos institutos con un conocimiento más preciso de la realidad y una misión que se asemeja más a las que desarrollan los ‘think tanks’ norteamericanos. De acuerdo con esto, también se produce una eclosión de centros de una marcada índole liberal, como la Fundación Burke (2006), el Instituto Juan de Mariana (2005), Poder Limitado (2007) o Institución Futuro (2001).

A modo de conclusión, el despertar democrático de España impulsó en el desarrollo y la implantación de ‘think tanks’. Sin embargo, la poca tradición en este ámbito, la nula presencia en los medios de comunicación y la inexistencia de filantropía privada ha dificultado su pleno desarrollo. Además, se une otro aspecto que ha cortado drásticamente la evolución de estas organizaciones: la crisis económica.

*Artículo publicado en el Observatorio Francés de Think tanks (versión en francés

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